miércoles, 27 de enero de 2010

Hoy Miercoles Último día: El Pejesapo de José Luis Sepulveda

El Pejesapo nos muestra el andar sonámbulo de Daniel, un hombre marginal que falla incluso en su intento de suicidio. Se lanza al Mapocho y el río lo devuelve al lugar en que viven los rechazados de la ciudad. Daniel comienza entonces su camino de regreso al centro de la urbe, el centro del desarraigo.

El pejesapo es seguramente la película más potente del cine chileno actual. Tanto así que no parece chilena, o que hace ver al cine chileno común como una farsa, un simulacro apenas de la realidad que retrata maquillada, editada y censurada.
Esta película en cambio es brutalmente honesta. Nos muestra Santiago desde sus bordes, desde el exterior marginado, apartado y silenciado. Pero no se trata de una película paladinesca que busque rescatar del olvido a las minorías que desfilan frente al lente, frente a esa cámara que se mueve como barco apunto de naufragar, no, el Pejesapo no revindica a nadie.

El contenido de "El Pejesapo" no está oculto bajo ningún subtexto, ni moralejas, ni metáforas, su contenido está en la superficie, su forma misma. Cada mosca y pedazo de tierra que ensucian el lente, cada palabra inaudible que debemos leer subtitulada y cada una de las personas y miserias entre las que el pejesapo nada sin encontrar jamás sentido, sin tener ningún puerto al que llegar.

Moviendose entre lo verdadero y la mentira, entre lo naturalista y lo grotesco, el Pejesapo se resiste a toda clasificación. La opera prima de José Luis Sepulveda es un acto revolucionario en si mismo, dentro y fuera de lo que se podría entender por "cine".

Maipú 424, a pasos del metro Qta Normal. Barrio Yungay. 21 horas, entrada liberada.

domingo, 17 de enero de 2010

Comentario e Invitación

Una vez que la farsa electoral haya concluido y tengamos que resignarnos a ser manejados por uno u otro candidato, la mayoría de las personas dejarán atrás el "renovado" interés por la política adquirido gracias al bombardeo de los medios que le instaron y convencieron de avalar el espectáculo dándole la ilusión de participación.

Luego de esto, el hombre común seguirá con su vida sin mirar más lejos que hasta su jardín (si es que tiene, o si es que lo usa para algo más que lavar el auto), sin sospechar siquiera qué existe más allá de la reja reforzada que lo separa del resto del mundo (es sabido que las casas están diseñadas para impedir que la gente entre y para impedir que la gente salga).

Y vivirá tranquilo sin tener ni idea de las decisiones que se estarán tomando sobre su vida, su trabajo y salud, la educación de sus hijos y sobretodo sobre cómo seguir esclavizando a nuestro planeta. Porque sabemos que los candidatos se diferencian muy poco el uno del otro -salvo por la agresividad económica el resto son meros matices. (Si usted piensa que si hay una gran diferencia, déjeme decirle que pienso que usted es de clase media y que teme que Piñera le quite su comodidad y aumente las distancias sociales que muchos otros llevan mucho tiempo totalmente acostumbrados a sufrir).

Otros en cambio -que verdaderamente se preocupan por los seres humanos- consideramos de mayor urgencia hoy en día rescatar del paupérrimo estado en que se encuentra nuestra alicaída faja de tierra en vías de desertificación, de privatización, de erradicación de su biodiversidad... Todas estas cosas que no son más que la condición misma de que exista vida en cualquiera de sus formas tanto animales como vegetales, y que ,sobradamente en este terruño, pueden albergar tanto a los hermanos pueblos originarios como al egocéntrico huinca.

A las puertas de que este aburrido e intrascendente párrafo de la historia del país concluya, quisiera invitarlos a todos a mantener el interés por el futuro de Chile y echarle un vistazo más de cerca a las microhistorias de nuestro pueblo y de todos los pueblos hermanos. Que nos demos el tiempo (sobretodo quienes pueden disfrutar de vacaciones) de conocer el esfuerzo de algunos que con organización y solidaridad logran ir más allá de conseguir poner el pan sobre la mesa, y que también se esfuerzan de hacer que este tiempo que paseamos sobre este hermoso lugar sea algo digno de llamar vida; ocupemosnos todos de formar a nuestros hijos y semejantes para que cuiden y defiendan lo que logremos salvar y que entre todos podamos multiplicar en comprensión y esfuerzo los días que aún nos quedan bajo el sol.