sábado, 28 de junio de 2008

Le·Mat

Un hombre viajero camina por un sendero,
a cuestas su memoria y le sigue un perro,
vacíos su mente y bolsillos, deambula por el cielo.

Los cascabeles tintinean siguiendo sus pasos firmes; atraviesan los valles del tiempo, desbordando la memoria. Rompiendo el cauce de la razón, arrastra su báculo dejando la tierra hendida, arando signos incomprensibles pero fértiles, de los que crecen incontables almas vegetales.

Cuando le alcanza el cansancio,
o le atrapa el sueño,
el celestial canino le abre el camino.

Ladra y ladra furioso, espantando el tedio, empujando sus talones y lamiendo el rostro dormido. Es fiel guardian de su conciencia, jamás permitirá que vuelva sobre sus pasos, jamás le dejará roer ese hueso gastado y miserable que llamó razón.

Su ser es transitar, libre y multiforme.
No hay frasco ni concepto que le abarque,
no hay cama ni cofre que pueda ser su hogar

A veces se pregunta hacia dónde llegará, pero rápidamente desecha la pregunta. Es un cuestionamiento vacío, inconducente. La belleza está en fluir, en lanzarse al abismo y caer sonriendo; en bailar al ritmo de los árboles y escuchar el rumor del viento. El viento sabe más que nadie, y ante él todo resulta vano.

(...)

1 comentario:

Le Mat dijo...

El Loco.

Es la representacion de ser esencial. La representacion de uno mismo, comenzando un viaje iniciatico por la deriba, pero con un camino ya trasado , conociendo y viviendo la libertad total.

Escribo mucho...pero el tiempo me apremia. A todos nos ladra algo...


Gracias por el comentario de mi cuento.


Saludos,

Oscar Garate Maudier.