martes, 9 de septiembre de 2008

Comentario Fight Club (El club de la pelea)

Recuerdo que la primera vez que la vi, no pude dormir. Estaba demasiado intranquilo, asombrado por el hecho de que, de haberlo querido, habría podido dormir perfectamente. Levantarme temprano, tomar el desayuno mirando de reojo la tele y tomar la micro para llegar a clases una vez más como cualquier día bajo el sol. Es que es sorprendente que después de una película como esta uno pueda seguir viviendo como si nada, como si vivir dormidos, como si la falta de contacto, la ausencia real de vida no fuese peor que la muerte misma. Pero a nadie le sorprende tal cosa porque todos pasamos por ello día tras día y noche tras noche. Y es que vivimos tan regalonamente, tan confiados y tan cómodos que no alcanzamos a notar lo poco que se parece una rutina a la vida. 
También recuerdo que cuando pequeño quería ser veterinario para ayudar a los animales, me gustaba comer con palitos y saltar en los charcos. Ahora un poco más grande miro las personas que conozco y me pregunto ¿le hacen justicia nuestras vidas a esos sueños? ¿En qué momento dejamos de soñar y nos conformamos con las horas de viaje silente y apretujado en esos vagones que viajan como tumbas bajo tierra? ¿en qué momento soñamos con tardes enteras desperdiciadas frente a una pantalla con un control remoto o un teclado entre los dedos? 
Esta película hace muy bien su pega de despertar al espectador, de abofetearlo de la modorra del sillón de su casa pero sorprendentemente (o no) con eso no basta. Porque una cosa es emocionarse con una película y disfrutar como niño chico viendo estallar uno tras otro los edificios de las financieras y trasnacionales -con los desafinados arpegios de los Pixies de fondo- pero otra muy distinta es tomar el mensaje en serio y darse a la tarea de boicotear al sistema consumista e idiotizante en que vivimos. Por eso que esta película por entretenida y potente que sea te deja un sabor amargo en la boca, uno que puede quedarse horas o días enteros sin dejarte dormir. Y en esas horas de vigilia que pasamos mirando el techo, pensamos y pensamos y sin notarlo soñamos con ser el hombre valiente, inescrupuloso y decidido que si sería capaz de entrenar un ejército entero si es necesario con tal de realizar sus deseos, pero al mismo tiempo nos damos cuenta que si ese ser que imaginamos pudiese vernos en el calor y la comodidad de nuestra cama pensando y divagando hasta altas horas sobre como mejorar al mundo, probablemente lo primero que este hombre haría sería darnos un combo en la cara. Y tendría toda la razón de hacerlo porque justamente es la gente como uno la que tiene así este mundo y lo peor es que ni siquiera podemos culpar a los medios por nuestra pasividad, porque hay mil documentales e incluso ficciones como esta. Honestamente, no tenemos excusas y son películas como esta las que nos dejan en evidencia. Yo al menos lo agradezco pero quien sabe si a alguien le incomode.

PD. Increíble que se las hayan arreglado para meter una historia de amor en la historia.


1 comentario:

ÁlvaroHerrera dijo...

Ya, no es un gran comentario que digamos pero ya que me reclaman que no pongo nada aquí hace tiempo y es lo único que he escrito que se pueda compartir...
En el marco del diplomado en apreciación y crítica que estoy haciendo en la Escuela de Cine y en específico dentro de lo que llaman "crítica impresinoista" que podría entenderse como un comentario pleno de experiencias personales y opiniones íntimas que se relacionen con la película haciendo enfásis justamente en estas sensaciones en desmedro de contar la trama o cosas por el estilo. Debo confesar que me costó un montón porque últimamente no ando muy en la onda de esta peli así que hice el sano ejercicio de escribir desde la perspectiva de algunos personajes menores que parcen dentro de la palícula y les robé sus vivencias. eso si escribí desde que lo que tengo en común con ellos, nunca tan mentiroso. Y lod e verla cuando chico y no poder dormir es cierto, pero pasó hace aaaños, cond ecir que iba en el colegio.
bueno, eso sería q ya está más largo el comentario al comentario que el comentario mismo, jeje...
chau!