miércoles, 29 de octubre de 2008

Hoy me dí el gusto de pasear por el pasto con mi amiga. Ella me contó que cada vez le cuesta más comunicarse, y que antes tenía mucha facilidad para hacerlo. cuando me lo decía tartamudeaba, cambiaba de palabras en la mitad de la frase, daba una vuelta en U y luego se callaba mirando el piso para tomar impulso. No creo que le haga falta. Es una de esas extrañas personas que uno ve y se da cuenta de que están sanas. No es que no tenga problemas -todos los tenemos- o penas -para qué hablar- es solo que estas cosas no logran traspasarla y mantiene un estado constante de paz interior. Por fuera es puro entusiasmo y electricidad, dice que últimamente esta preocupada porque anda con la energía baja, y que normalmente andaría bailando por todos lados -me invitó a verla bailar en la Maestra Vida- y que le pasa con todo, que eso de la deconstrucción la tiene un poco absorta y que le abisma leer tanta cosa así, que sabe que estamos en un punto medio y que no puede comprarse estos métodos viejos que nada tienen de constructivos. 
El año pasado yo estaba enamorado de ella. Es que además es preciosa y yo no acostumbro a contemplar tanta belleza, quiero decir que me resisto mucho a ser mero espectador, me dan ganas de participar. Y ella fué muy amable de dejarme participar de este modo, como amigos. Es bueno tener una amiga como ella, que escucha mis vagos pensamientos, mis exageradas penas y que me dice:

-En este mundo hay muchas mujeres que valen la pena, a veces creo que incluso más que hombres
-Y tú crees que yo valga la pena?
-Si, tú eres uno de ellos...

 Cuando fuí a verla lo hice con la idea de utilizarla. Tengo una cámarita digital que además graba video y detrás de donde ella estudia hay como un sitio eriazo que me recuerda algunas locaciones de las pelis de Andrei. Pero cuando nos juntamos me di cuenta que no traía la cámara conmigo, además el sitio estaba poblado de personas pintando así que simplemente caminamos. Ella jugaba con un pañuelo enorme que tiene y que cuando se tapaba con él, le daba un aire como de refugiada de europa del este. Eso si su cabellos largos rubios, su piel blanca y sus ojos azules no seguían el juego, pero el pañuelo si, y la pureza de su mirada también.
 Está contenta con su noviazgo, nunca suficientemente porque con ella todo tiene que ser extremo, muuuy feliz o muuuy divertido, si no es muuuy es casi como si no fuese nada. Dice que ha aprendido mucho, "conocerse en el otro" dice. A mi me dan ganas de quedarme callado con ella, pero ella me hace preguntas y me obliga a explicarle cosas, porqué prefiero al cine que al teatro últimamente y cómo es eso de que la cámara es inocente comparada con la literatura. Ella lo encuentra siniestro y yo sé que es así pero trato de no verlo por ese lado. 
Me dan ganas de arrimarme a ella y que se me pegue su forma de ser tranquila-eufórica. Además que es tan linda. Una lástima que uno no escoja de quien enamorarse.

1 comentario:

patapoetica dijo...

Interesante, me gusta como se mesclan las imágenes y la descripción del personaje. Esa pluma ya esta suelta, quizás usar un poco mas ese humor que te caracteriza en el relato… lo felicito compadre y eche a andar los motores de su sensibilidad, para mostrarnos el mundo como lo conoce… un abrazo.